Antes del Mundial de 1970 no había mucho dinero en el fútbol. Se pudo ver la camiseta en sus diferentes colores, de la mano de los guardametas del Espanyol B femenino y masculino, Andrea Crespo e Iker Venteo, quienes ejercieron de improvisados modelos en la sala del RCDE Stadium que lleva precisamente el nombre de Ricardo Zamora. Sería fundamental no solo en el Saint-Étienne, también ya en la década de los ochenta en el gran Girondins de Burdeos de Tigana y Girese y, claro, en la Francia champán.