En 1983 se compone el nuevo y definitivo himno del Athletic, esta vez en euskera. Después de un vergonzoso 7-1 en el Bernabéu, Senekowitsch abandonó el banquillo del Athletic en la segunda jornada. Mientras el Athletic vivía su particular transición natural, en la que los más veteranos abandonaban el club y llegaba savia nueva de la cantera, San Mamés se preparaba para recibir el Mundial de España de 1982. El estadio bilbaíno vio así su última gran remodelación.
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